Hasta hace muy pocos años siempre había pensado que mi generación era una de las más privilegiadas en relación a las anteriores. No habíamos tenido que vivir los horrores de una guerra, ni habíamos sufrido ninguna crisis económica/financiera de gran calado de modo que nuestras vidas no iban a tener ningún sobresalto de gran trascendencia vital.
¡Cuan equivocado estaba!
Incluso el interminable progreso de la economía del bienestar, fundamentado como sabe todo el mundo sobre unos pilares muy inestables, daba una oportunidad a todo quisqui e incluso a los que no pegaban ni sello. Esta vida cómoda, porqué negarlo, pero a la vez monótona y sin más preocupaciones que las de atender a las necesidades vitales y pocas cosas más, queda muy bien reflejada en la canción "Les matins d’hiver" de Gerard Lenormand:
Mientras en Europa parecía que los frutos de la economía del bienestar nunca se acabarían, hechos históricos estaban ocuriendo. Primero fue la caída del Muro de Berlín con el derrumbamiento del bloque soviético, luego la creación del EURO hasta llegar a LA GRAN CRISIS momento en el que el sueño de la vida fácil y cómoda se truncó bruscamente.
Ahora la caída del dictador Mubarak nos abre un panorama insospechado hasta por la propia CIA que evidenció con sus últimas declaraciones no tener ni idea de lo que se estaba cociendo allí.
El modo, rápido y sin mucha violencia, en que parece que acaba esta dictadura es lo que más me fascina, me da esperanza y a la vez me hace reflexionar sobre otra cuestión importante: la dictadura del dinero, la impuesta por los grandes pesos pesados de la economía financiera, mucho más perversa e infinitamente más dolorosa para los que la sufren.
Me explico: Hace ya tiempo que la economía financiera ha pulverizado el volumen de la economía real, la que realizamos todos con nuestro trabajo diario en la producción de bienes y servicios. En un inicio la economía financiera se había creado para ayudar o impulsar la economía real, no para hundirla como así fue al final.
Sin entrar mucho en detalle hay que saber que diariamente se realizan operaciones en el mundo sólo en el mercado de divisas por importes de 3,5 billones de euros (3,5 veces el PIB anual de toda España y el 35% del PIB anual de Estados Unidos). Si a ello le sumamos los volúmenes realizados en los mercado de Renta Variable, de Renta Fija, de opciones y Futuros y en general de todos los productos que llevaron a la ruina a medio planeta como los explicados por el profesor Leopoldo Abadía durante la crisis subprime (Mortgage Back Securities, Collateralized Debt Obligations, etc..), puedo asegurar que hemos relegado la economía real al mundo de la física cuántica, es decir a la partícula más pequeña.
Las consecuencias de todo ello son inumerables pero citaré una que mi amigo Esteve no se ha cansado de repetir a políticos y empresarios brasileños: la economía financiera ha fomentando la especulación del suelo mediante el efecto MULTIPLICADOR DEL DINERO que explico más abajo. Como es bien sabido esto ha provocado una subida de precios del suelo industrial dejando fuera de mercado a muchas empresas implantadas en el area metropolitana de Barcelona fomentando su muerte a fuego lento y su futura deslocalización.
¿Podemos acabar con esta dictadura financiera?
La revuelta de estos jóvenes egipcios me está sugiriendo que sí podemos y al margen de que pueda esperar para otros pueblos la propagación de este mismo tsunami benefactor, no menos espero para el nuestro que algún día podamos volver a ver a nuestra Economía Real hablar de tu a tu con la Financiera.
El efecto multiplicador
El efecto multiplicador del dinero es la capacidad que tiene el sistema bancario de un país en reproducir la cantidad de dinero existente en la economía a través del crédito.
Hasta hace una semana, una persona/empresa que depositaba 100 euros en su c/c estaba permitiendo a su banco/caja conceder un préstamo a otro cliente por 94 euros (la diferencia, 6 euros, es el coeficiente que se guardaban sin poder asumir riesgo). A su vez el que recibía estos 94 euros podía ingresarlo en su c/c y otra vez la entidad financiera podía realizar el mismo proceso dando así un efecto multiplicador al dinero.
Como es bien sabido, este efecto es en parte culpable de la ruina de un número importante de entidades bancarias y como consecuencia, en todo el mundo se están tomando decisiones a raíz de los acuerdos de Basilea III para reforzar la solvencia del sistema financiero mundial. Para reducir la amplitud del efecto multiplicador, el Gobierno de España, acaba de modificar este coeficiente de Caja obligando a mantener totalmente seguros 8 de cada 100 euros para Bancos y 10 de cada 100 euros en Cajas. Esto conllevará sin duda una mayor seguridad al conjunto del sector financiero pero no cambiará ni por asomo la situación de dictadura antes comentado.
Esperanza es lo que me llevo de mis recientes viajes por Brasil ya que tanto bancos, empresarios como políticos parecen haber aprendido la lección y el único efecto multiplicador del que quieren oír hablar es el de ver multiplicar la creación de pequeñas y medianas empresas para poder consolidar su clase media mediante la generación y distribución de riqueza de su país.
De la misma forma que países como Alemania están hoy en día bien introducidos en China, creo que por proximidad cultural toca a los países del Meditárraneo hacer lo propio en América del sur y constatar así que no son sólo buenos jugadores de fútbol.
Aunque las grandes compañías ya han iniciado este proceso, queda mucho camino por recorrer por parte de las Pymes que ahora tienen una oportunidad única para internacionalizarse.
¿Qué os parece si entre todos iniciamos el regreso hacía la economía real?
¡Cuan equivocado estaba!
Incluso el interminable progreso de la economía del bienestar, fundamentado como sabe todo el mundo sobre unos pilares muy inestables, daba una oportunidad a todo quisqui e incluso a los que no pegaban ni sello. Esta vida cómoda, porqué negarlo, pero a la vez monótona y sin más preocupaciones que las de atender a las necesidades vitales y pocas cosas más, queda muy bien reflejada en la canción "Les matins d’hiver" de Gerard Lenormand:
Mientras en Europa parecía que los frutos de la economía del bienestar nunca se acabarían, hechos históricos estaban ocuriendo. Primero fue la caída del Muro de Berlín con el derrumbamiento del bloque soviético, luego la creación del EURO hasta llegar a LA GRAN CRISIS momento en el que el sueño de la vida fácil y cómoda se truncó bruscamente.
Ahora la caída del dictador Mubarak nos abre un panorama insospechado hasta por la propia CIA que evidenció con sus últimas declaraciones no tener ni idea de lo que se estaba cociendo allí.
El modo, rápido y sin mucha violencia, en que parece que acaba esta dictadura es lo que más me fascina, me da esperanza y a la vez me hace reflexionar sobre otra cuestión importante: la dictadura del dinero, la impuesta por los grandes pesos pesados de la economía financiera, mucho más perversa e infinitamente más dolorosa para los que la sufren.
Me explico: Hace ya tiempo que la economía financiera ha pulverizado el volumen de la economía real, la que realizamos todos con nuestro trabajo diario en la producción de bienes y servicios. En un inicio la economía financiera se había creado para ayudar o impulsar la economía real, no para hundirla como así fue al final.
Sin entrar mucho en detalle hay que saber que diariamente se realizan operaciones en el mundo sólo en el mercado de divisas por importes de 3,5 billones de euros (3,5 veces el PIB anual de toda España y el 35% del PIB anual de Estados Unidos). Si a ello le sumamos los volúmenes realizados en los mercado de Renta Variable, de Renta Fija, de opciones y Futuros y en general de todos los productos que llevaron a la ruina a medio planeta como los explicados por el profesor Leopoldo Abadía durante la crisis subprime (Mortgage Back Securities, Collateralized Debt Obligations, etc..), puedo asegurar que hemos relegado la economía real al mundo de la física cuántica, es decir a la partícula más pequeña.
Las consecuencias de todo ello son inumerables pero citaré una que mi amigo Esteve no se ha cansado de repetir a políticos y empresarios brasileños: la economía financiera ha fomentando la especulación del suelo mediante el efecto MULTIPLICADOR DEL DINERO que explico más abajo. Como es bien sabido esto ha provocado una subida de precios del suelo industrial dejando fuera de mercado a muchas empresas implantadas en el area metropolitana de Barcelona fomentando su muerte a fuego lento y su futura deslocalización.
¿Podemos acabar con esta dictadura financiera?
La revuelta de estos jóvenes egipcios me está sugiriendo que sí podemos y al margen de que pueda esperar para otros pueblos la propagación de este mismo tsunami benefactor, no menos espero para el nuestro que algún día podamos volver a ver a nuestra Economía Real hablar de tu a tu con la Financiera.
El efecto multiplicador
El efecto multiplicador del dinero es la capacidad que tiene el sistema bancario de un país en reproducir la cantidad de dinero existente en la economía a través del crédito.
Hasta hace una semana, una persona/empresa que depositaba 100 euros en su c/c estaba permitiendo a su banco/caja conceder un préstamo a otro cliente por 94 euros (la diferencia, 6 euros, es el coeficiente que se guardaban sin poder asumir riesgo). A su vez el que recibía estos 94 euros podía ingresarlo en su c/c y otra vez la entidad financiera podía realizar el mismo proceso dando así un efecto multiplicador al dinero.
Como es bien sabido, este efecto es en parte culpable de la ruina de un número importante de entidades bancarias y como consecuencia, en todo el mundo se están tomando decisiones a raíz de los acuerdos de Basilea III para reforzar la solvencia del sistema financiero mundial. Para reducir la amplitud del efecto multiplicador, el Gobierno de España, acaba de modificar este coeficiente de Caja obligando a mantener totalmente seguros 8 de cada 100 euros para Bancos y 10 de cada 100 euros en Cajas. Esto conllevará sin duda una mayor seguridad al conjunto del sector financiero pero no cambiará ni por asomo la situación de dictadura antes comentado.
Esperanza es lo que me llevo de mis recientes viajes por Brasil ya que tanto bancos, empresarios como políticos parecen haber aprendido la lección y el único efecto multiplicador del que quieren oír hablar es el de ver multiplicar la creación de pequeñas y medianas empresas para poder consolidar su clase media mediante la generación y distribución de riqueza de su país.
De la misma forma que países como Alemania están hoy en día bien introducidos en China, creo que por proximidad cultural toca a los países del Meditárraneo hacer lo propio en América del sur y constatar así que no son sólo buenos jugadores de fútbol.
Aunque las grandes compañías ya han iniciado este proceso, queda mucho camino por recorrer por parte de las Pymes que ahora tienen una oportunidad única para internacionalizarse.
¿Qué os parece si entre todos iniciamos el regreso hacía la economía real?